TOCKEVILLE LEGA A AMÉRIcA Y HH HABLA CON ´´EL
NO SE QUEDA NADA DE LOUIS cacho tomos una forma de leer y de olvidar
SAINT SIMON
Claude Henri de Saint-Simon fue uno de los más importantes pensadores de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Durante su vida (1760-1825) fue testigo y partícipe de los grandes acontecimientos que transformaron el mundo feudal: la Revolución francesa y la guerra de independencia en los Estados Unidos.
recuerda la democracia en américa y el Estudio sobre la pobreza
AUNQUE HOY HAYA TERIZADO Y PRCTICDO LA IMPORTANCIA DE LAS CARTAS O DEL ESCRIBIR EN GENERAL COMOO VALOR DE TERAPIA
TAMBÉ DEL DIBUJAR
CARTA AL PADRE texto KAFKA
Es muy posible que, aunque
me hubiese criado completamente fuera de tu influencia, no hubiera llegado a ser la
persona que tú habrías deseado.
II
Y al decirte esto, te ruego enca-
recidamente que no olvides que ni por lo más remoto he creído yo nunca en una
culpabilidad de tu parte. Tú hiciste en mí el efecto que tenías que hacer, pero, por favor,
deja de considerar como una malignidad especial mía el hecho de haber sucumbido a ese
efecto.
He sido un niño miedoso; sin embargo, también era seguramente testarudo, com
III
Tienes también un modo especial de sonreír, bellísimo y muy poco frecuente, una
sonrisa callada, satisfecha y aprobatoria, que puede hacer completamente feliz a la
persona a que va dirigida
IV
contrario, tu vida ha sido mucho más rica, más llena de preocupaciones y de apremio que
la mía, pero precisamente por eso no te ha ocurrido nada semejante. Es como si uno tiene
que subir cinco escalones bajos y otro un solo escalón, pero tan alto, al menos para él,
como esos otros cinco juntos; el primero no sólo subirá esos cinco sino cien y mil más,
habrá llevado una vida intensa y esforzada, pero ninguno de los escalones que ha subido
habrá tenido para él una importancia semejante a la que tuvo para el otro aquel escalón
primero y único, demasiado alto para las fuerzas de que dispone, un escalón que no puede
remontar y más arriba del cual, evidentemente, tampoco llegará nunca.
Casarse, fundar una familia, aceptar todos los hijos que vengan, mantenerlos en este
mundo inseguro y hasta guiarlos un poco es, estoy convencido, lo máximo que puede
conseguir un ser humano.
V
Recuerdo que una tarde iba yo de paseo contigo y con la madre, era en la Josephplatz,
cerca de donde está hoy el Länderbank, y empecé a hablar de aquellos temas interesantes
de una manera tonta y dándome tono, con aires de superioridad, orgulloso, distanciado
(no era cierto), frío (era auténtico) y balbuciente, como solía hablar contigo casi siempre,
y os eché en cara que no me hubierais explicado esas cosas, que habían tenido que ser los
compañeros quienes se encargaron de ello, que me habían acechado peligros graves (en
eso mentía descaradamente, como es mi estilo, para hacerme el valiente, porque debido a
mi timidez yo no tenía una idea medio clara de esos «peligros graves»), pero al final di a
entender que por fortuna ya lo sabía todo, que ya no necesitaba consejos y que todo
estaba arreglado. Si había empezado a hablar de eso, era sobre todo porque me apetecía
cuando menos hablar de eso, después por curiosidad y por último también para vengarme
de vosotros por quién sabe qué cosas. Tú tomaste aquello, de acuerdo con tu carácter, con
la mayor naturalidad, te limitaste a decir más o menos que podías darme un consejo
acerca de cómo podía practicar esas cosas sin peligro
VI
no soy espiritualmente apto para
el matrimonio. Eso se manifiesta en el hecho de que, desde el punto y momento en que
decido casarme, no puedo dormir, la cabeza me arde día y noche, ya no vivo, desesperado
doy tumbos de un lado a otro. No son realmente preocupaciones la causa de todo ello; sin
duda, y de acuerdo con mi carácter melancólico y meticuloso, todo va acompañado de un
sinnúmero de preocupaciones, pero éstas no son lo decisivo; las preocupaciones
consuman ciertamente la obra, como los gusanos acaban con el cadáver, pero el golpe
definitivo viene de otra parte. Es el agobio general que produce el miedo, la debilidad, el
desprecio de mí mismo.
Voy a tratar de explicarme mejor: en esto, en los proyectos de matrimonio,
confiere la independencia más noble pero al mismo tiempo está estrechamente ligado a ti.
Por eso, querer evadirse por esa vía tiene algo de demencial, y cualquier tentativa casi se
paga con la locura.
VII
Según una opinión extendida, el miedo al matrimonio viene a veces de que se teme que
los hijos le hagan pagar a uno más tarde las faltas cometidas con los propios padres. En
mi caso, creo, eso no tiene demasiada importancia, pues mi sentimiento de culpa procede
en realidad de ti, y además está demasiado impregnado de ese carácter único que le es
propio, es más, la sensación de ser algo único pertenece a su torturante esencia:
impensable que pueda darse otra vez. Pero, con todo, tengo que decir que a mí me
resultaría insoportable un hijo tan mudo, abúlico, seco, decaído; si no me quedara otra
salida, yo seguramente huiría lejos de él, emigraría, como querías hacer tú por culpa de
mi matrimonio. O sea, mi incapacidad para el matrimonio también puede ser debida a
eso.
Pero mucho más i
VIII
En la mano no tengo nada, volando está todo y sin embargo -así lo
determinan las condiciones del combate y las necesidades de la vida- tengo que elegir la
nada. De modo semejante tuve que proceder al elegir profesión.
IX
Si no me equivoco,
también con esta misma carta estás viviendo a mis expensas, como un parásito».
X
Como es natural, las cosas no pueden encajar unas con otras en la realidad como
encajan las pruebas en mi carta, la vida es algo más que un rompecabezas; pero con la
corrección que resulta de esa objeción, una corrección que no puedo ni quiero exponer
con detalle, se ha llegado, a mi juicio, a algo tan cercano a la verdad que nos puede dar a
ambos un poco de sosiego y hacernos más fáciles la vida y la muert
Y YA ESTÁ SOLO 30 P
Y MÁS CARTEADOR
ESTA AL PADRE DE SU NOVIA
e cegado a su hija con mi escritura. [...] Sea como fuere, tenga usted en cuenta lo siguiente, que es lo esencial: todo mi ser se centra en la literatura, y hasta los treinta años he mantenido ese rumbo a rajatabla; si alguna vez lo abandono, dejaré de vivir. De ello deriva todo cuanto soy y cuanto soy y no soy. Soy taciturno, insociable, malhumorado, egoísta, hipocondríaco y realmente enfermizo. ¿Cómo ha de vivir su hija con un hombre así, que ha dejado toda distracción a fin de conservar las energías justas para dedicarse en exclusiva a la literatura?53
DOS
En otoño de 1920 escribió varias piezas narrativas del género de las
parábolas aforísticas. A principios de 1920 conoció a la escritora,
traductora y periodista checa Milena Jesenská.
Ella tenía veinticuatro años, era vivaz, segura de sí misma, moderna y
emancipada. Vivía en Viena y estaba en un matrimonio en disolución con
el escritor Ernst Polak. Después de la correspondencia inicial,
particularmente intensa durante la estancia de tres meses de Kafka en Merano
en la primavera de 1920, Kafka visitó Viena. Lleno de entusiasmo, Brod
informó a su amigo sobre la reunión de cuatro días, que se convirtió en
una relación con algunos encuentros y, sobre todo, un extenso
intercambio de cartas. Pero al igual que con Felice Bauer, se repitió el
viejo patrón con Milena Jesenská: el acercamiento y la unión imaginada
fueron seguidos por la duda y el retraimiento. Kafka finalmente terminó
la relación en noviembre de 1920,55
luego de lo cual la correspondencia también finalizó abruptamente. Sin
embargo, el contacto amistoso entre ambos no se rompió hasta la muerte
de Kafka, quien le entregó a Jesenská sus diarios antes de morir.56 Ella presintió su muerte en 1920 y le describió sus sentimientos a Max Brod.57 La traducción de Jesenská de El fogonero
fue la primera de los escritos de Kafka al checo y, de hecho, a
cualquier idioma extranjero. Jaroslav Dohal, el nombre del traductor de
la edición checa del cuento de Kafka Para meditación de los caballistas, es probablemente un seudónimo de Jesenská.58
Sus relaciones personales también tuvieron gran impacto en su escritura, particularmente su padre (Carta al padre), su prometida Felice Bauer (Cartas a Felice), su hermana (Cartas a Ottla) y su amiga Milena Jesenská (Cartas a Milena).
OTRA
LaDora Diamant, cumplió sus deseos pero solo en parte: guardó en secreto
la mayoría de sus últimos escritos, entre ellos 20 cuadernos y 35
cartas, hasta que la Gestapo los confiscó en 1933. La búsqueda de los papeles desaparecidos de Kafka aún continúa en varios países.
Carta" de Héroes del Silencio letra
Letra de La carta © Emi Blackwood Music Inc., Blue Kraft Mu
Tradicionalmente, la paradoja de Tocqueville postula que las revoluciones y el malestar social no necesariamente tienen más probabilidades de ocurrir en los entornos más opresivos y menos libres; más bien, es más probable que surjan después de que se haya producido un cierto grado de relajación política y social.
me cotará olvidarte
que ka carta de despedida
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