QUAN POCO TE CONOZCO
PELLIZCO
UN CLAVEL
a KM MIL
SE LE HABÍA ANTOJAO UN CLAVEL
Y COMO EN SEVILLA NO HABIA
A VALENCIA FUI A POR ÉL AL PARQUE DE LA ALEGRÍA
LOS PLANOS ME PIERDEN
LA CIUDAD REAL QUE ME LLEVA NO ESTÁ EN EL MAPA
LA LUNA GUIA
LA IGNORANCIA ASUSTA
ANEXO
CANTE DE PORRINA DE BADAJOZ
EXPO DEL CLAVEL DE GENE GARCÍA
que por pintar a una mujer
a un loco le dio la manía
por pintar a unamujer
y cuando pinta la tenía
le puso un letrero a los pies
ya me tienes como tú querías
se le había antojao un clavel
a la virgen de la macarena
y como en sevilla no lo había
y a valencia fui a por él
al parque de la alegría
toro negro y toro bravo
monarca del graderío
y un día salí del cortijo
con mi caponal y mi palo
pa buscar el desafío
ANEXADOS
EN LA CATEDRAL
tauromaquia de Barjola
poemas de de Gamoneda
En Mortal 1936 el poeta escribe: Finalmente, la púrpura entra en las carnicerías. / Sin embargo, está amaneciendo: / va a amanecer sobre las cárceles y las tumbas. / Me está mirando la cabeza torturada / y su marfil arde como un relámpago cautivo; / me está mirando el ojo capital / y dos sustancias, en la misma vena, / fluyen y entran en mi vida. / Me mira para siempre el animal amado / y dos Españas vienen a mi coraz
El animal de sombra
enloquece en las pértigas del alba.
ADIÓS
Esta es la tierra, donde el sufrimiento
es la medida de los hombres. Dan
pena los condes con su fiel faisán
y los cobardes con su fiel lamento.
La belleza nos sirve de tormento
y la injusticia nos concede el pan.
Un día brindaréis por los que habrán
convertido el dolor en fundamento.
Los que vivimos para dar alcance
a tan inmensa luz que hoy no podría
un dios mirarla sin quedarse ciego,
aún tendremos que agotar el lance:
arrojar al silencio la agonía
como quien tira el corazón al fuego.
SUCIEDAD DEL DESTINO
La mitad está hendida por un lamento; la mitad habla
sobre las heridas. Aquí la muerte halla su forma en todos los rostros.
¿Quién viene dando gritos por entre calles blancas? ¿Quién anuncia el
verano con campanas horribles? Mi corazón escucha a las hormigas; mi
corazón escucha la actividad del gran muerto en su eternidad
ensangrentada, mientras entra la sombra en los espejos y los mendigos se
ejercitan en la delación. La crueldad se enciende en las bujías y arden
los párpados de los últimos durmientes. En otra página, altos,
frenéticos escribas hacen las leyes de los derrotados. Y vienen días
infecundos, láminas sin honor, horas cansadas. Vierten acónito sobre la
lengua que saludaba a los crepúsculos y, en este punto, arden banderas
entre laureles. Desde este día las ciudades están marcadas con las
sentencias de los grandes perjuros. En las aguas más lentas, la suciedad
se extiende y esta sustancia entra en el destino.
La enemistad crece en nosotros y la esperanza cohabita con el desprecio. La cobardía es nuestra patria más frecuente, pero ¿quién es, al fin, el verdadero muerto? Su belleza está entregada a los insectos, mas sobrevive entre torrentes. Alimentado en el hastío, alimentado por una flor infecciosa, él es esbelto en la injusticia. Ahora duerme y, de sus labios, oigo el gemido que te nombra, España.
Eran días atravesados por los símbolos. Tuve un cordero negro. He olvidado su mirada y su nombre.
Al confluir cerca de mi casa, las sebes definían sendas que, entrecruzándose sin conducir a ninguna parte, cerraban minúsculos pradeños a los que yo acudía con mi cordero. Jugaba a extraviarme en el pequeño laberinto, pero sólo hasta que el silencio hacía brotar el temor como una gusanera dentro de mi vientre. Sucedía una y otra vez; yo sabía que el miedo iba a entrar en mí, pero yo iba a las praderas.
Finalmente, el cordero fue enviado a la carnicería, y yo aprendí que quienes me amaban también podían decidir sobre la administración de la muerte.
Veo el caballo agonizante junto al pozo de aguas oscuras y las gallinas a su alrededor. El rocío afila su pureza bajo los dientes amarillos y el crepúsculo acude a las desiertas pupilas (sombra de las higueras, serenidad de la hierba, profundidad del aire atravesado por vencejos). Veo la espalda de la indiferencia, los corredores destinados a la contemplación del hastío entre las altas begonias, entre las grandes hojas soñolientas. Siento la curiosidad de los perros y la piedad de las mujeres: es el paisaje de la infancia, el olor incorporado a mi espíritu en los accesos de la edad.
La enemistad crece en nosotros y la esperanza cohabita con el desprecio. La cobardía es nuestra patria más frecuente, pero ¿quién es, al fin, el verdadero muerto? Su belleza está entregada a los insectos, mas sobrevive entre torrentes. Alimentado en el hastío, alimentado por una flor infecciosa, él es esbelto en la injusticia. Ahora duerme y, de sus labios, oigo el gemido que te nombra, España.
Eran días atravesados por los símbolos. Tuve un cordero negro. He olvidado su mirada y su nombre.
Al confluir cerca de mi casa, las sebes definían sendas que, entrecruzándose sin conducir a ninguna parte, cerraban minúsculos pradeños a los que yo acudía con mi cordero. Jugaba a extraviarme en el pequeño laberinto, pero sólo hasta que el silencio hacía brotar el temor como una gusanera dentro de mi vientre. Sucedía una y otra vez; yo sabía que el miedo iba a entrar en mí, pero yo iba a las praderas.
Finalmente, el cordero fue enviado a la carnicería, y yo aprendí que quienes me amaban también podían decidir sobre la administración de la muerte.
Veo el caballo agonizante junto al pozo de aguas oscuras y las gallinas a su alrededor. El rocío afila su pureza bajo los dientes amarillos y el crepúsculo acude a las desiertas pupilas (sombra de las higueras, serenidad de la hierba, profundidad del aire atravesado por vencejos). Veo la espalda de la indiferencia, los corredores destinados a la contemplación del hastío entre las altas begonias, entre las grandes hojas soñolientas. Siento la curiosidad de los perros y la piedad de las mujeres: es el paisaje de la infancia, el olor incorporado a mi espíritu en los accesos de la edad.
tauromaquia Barjola muerte 1936
la alondra ensangrentada
"No cesará la alondra
ensangrentada en su furioso canto.
Hoy es el día del jamás y el nunca,
ah país del dolor, Extremadura".
- Antonio Gamoneda -
BARJOLA BICICLETA
ensangrentada en su furioso canto.
Hoy es el día del jamás y el nunca,
ah país del dolor, Extremadura".
- Antonio Gamoneda -
BARJOLA BICICLETA
Moraleja. Barjola es una especie de fraile rebotado, una especie de franciscano que se desposó con la dama pobreza, que ha sido famoso casi sin darse cuenta, que sigue yendo a pie a coger el autobús de su barrio como el último... no como el último bracero, no hay ningún bracero en Madrid que vaya a pie a coger el autobús, al menos tiene una bicicleta mientras que Barjola pudiendo... dirán ustedes que es por morbo, pues verdaderamente tiene dinero
para comprarse todas las bicicletas que quiera, pero el caso es que sigue aquella horrorosa costanilla y aquel polvo y aquel calor tremendo y espera sentado en un banco miserable al autobús que pasa no sé si cada media hora o cada tres cuartos de hora para llegar a Madrid y coger el metro, es deciR
JULIÁN GÁLLEGO SERRANO (1)
(1)NOTA
ES DE UNA CONFERENCIA DEL 92 EN UNO DE LOS PASAJES PONE PALABRAS AL PAISAJE VISTO ESTOS DÍAS Y LO EXPLICA CASI COMO EL TIO PACO DE PARÍS COMISARIO Y MI PADRE RECORDABA AQUEL PARLAMENTO A LOS SOLDADES DEL FRENTE EN LA AZAILA DE LA GUERRA
(1)NOTA
ES DE UNA CONFERENCIA DEL 92 EN UNO DE LOS PASAJES PONE PALABRAS AL PAISAJE VISTO ESTOS DÍAS Y LO EXPLICA CASI COMO EL TIO PACO DE PARÍS COMISARIO Y MI PADRE RECORDABA AQUEL PARLAMENTO A LOS SOLDADES DEL FRENTE EN LA AZAILA DE LA GUERRA
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