ALUCHE
SECART
SACARANO HAY RESPUESTA MIMS
FACILIDAD PAA DESPRENDERSE
TANTO COMO PARA LLIGAARSE
A LAS ONDAS Y SUS QUEACERES LA MÚSICA ERES TU
A veces, la aureola hagiográfica que pesa sobre la figura de Teresa de Jesús nos hace olvidar su faceta
más íntegramente literaria. Su misticismo, tan encasillado en la imagen de la transverberación cincelada
por Bernini, supera los límites del misticismo espiritual y corpóreo, siendo ante todo, un misticismo
literario. Sus arrebatos extáticos se desencadenan, a menudo, por su desenfrenada escritura llegando a
tener que tomar medidas médicas: “Me ha mandado el doctor que no escriba jamás sino hasta las doce y
algunas veces no de mi letra”
CELEBRAMOS EL FUEGO
FINAL ICIO DE TODO
CARNE I PAN CEBOLLAS Y PAPAS
CHURRASCO Y DMÇAS
BUENO
TODO
ULCE PATRIA TUYA
SIN GELID
FUEGO TRISTE FUEGO ALEGRE MI AMOR
HUMO
CARTAS DE SANTA TERESA
e viene aquí a la cabeza, la acertada sentencia de otra mujer escritora, Virginia Woolf: «To know
whom to write for is to know how to write». A lo largo de la larga historia de la tradición literaria
femenina, puede plantearse un rasgo de continuidad en la búsqueda continua de interlocutor por parte de
las plumas femeninas. Cuando la mujer decide adentrarse en la empresa de la escritura siente que está
entrando en un campo ajeno y busca el placet masculino para legitimar su actividad literaria
Signatura: Mss/23197/12
CARTA A ISABEL DE OSORIO.
La gracia del Señor sea con Vuestra Merced, Señora mía.
Yo llegué aquí a Toledo, la víspera de Ramos, y aunque era treinta leguas de donde vine,
no traje cansancio sino más salud que suelo. Después acá he tenido más bien poca: creo
no será nada.
Heme holgado mucho de las nuevas que aquí me han dado de la mejoría de Vuestra
Merced. Una carta suya había recibido a donde me dice Vuestra Merced, que no han
bastado los males para quitar el buen propósito que tenía: sea Dios por todo alabado.
Espero en su majestad, que cuando Vuestra Merced esté del todo buena, para ponerlo en
obra, estará hecho lo que yo a Vuestra Merced he dicho; y cuando no lo estuviese, se dará
otra orden para que vuestro santo deseo de Vuestra Merced, no se deje de efectuar.
Tengo por cierto, si Dios me da salud, que antes de mucho pasaré por ese lugar de
Madrid, aunque querría no lo supiese nadie. No sé qué orden tengamos para verme con
Vuestra Merced, que yo le daré aviso a donde poso: Vuestra Merced me lo escriba, y no
olvide de encomendarme a Nuestro Señor, y dar mis saludos al Padre Valentín, aunque a
ninguno quiero dé Vuestra Merced, noticia de esta mi ida por ahí.
Dícenme estará ahí presto, si no lo está ya, un Provincial que ahora han hecho en esa
provincia de la Compañía. Sepa Vuestra Merced que es de los mayores amigos que tengo:
hame confesado algunos años. Procure Vuestra Merced hablarle que es un Santo y
hacerme merced en viniendo darme esa carta mía en su mano, que no sé por dónde la
pueda guiar mejor. Guíe nuestro señor a vuestra merced en todas sus cosas, amén.
A nuestra hermana Inés de la Encarnación hallé tan gorda, que me ha espantado y
consolado verla tan gran sierva de Dios. Él la tenga de su mano. En la obediencia tiene
extremos grandes y en toda, virtud.
Indina sierva de Vuestra Merced,
Teresa de Jesús
El Padre Prior quedó bueno: ya le di el recaudo de Vuestra Merced. Débelo mucho.
Suplico Vuestra Merced, procure respuesta de esa carta y me la envíe muy a recaud
LA FUERZA DEL DESTINI¡O MECANO
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