estaré más seguro como huésped de un árbol tuyo.
Estaba tachado de tonto: lo compré por veinte mil sestercios. Devuélveme eldinero, Gargiliano: es listo.
XLVICuanta es tu honestidad tanta es tu belleza infantil, niño Cesto, más casto queel joven Hipólito1547. Diana1548 te querría a su lado y te enseñaría a nadar. Cibeles tequerría a ti entero1549 más que al frigio. Tú podrías sustituir a Ganímedes en el lecho;pero, en tu dureza, no darías a tu señor más que besos. ¡Dichosa la esposa que teinflame como marido primerizo y la joven que te haga hombre la primera!
LIÁspero ama, pero a ciegas1569, a una mujer hermosa en verdad. Así pues, enrealidad, Áspero ama más de lo que ve.
—¿Luego seré un Virgilio, si me das los regalos de un Mecenas? No seré un Virgilio;seré un Marso1585
LXIXAdmiras, Vacerra1611, solamente a los antiguos y no alabas más que a lospoetas muertos. Perdona, te lo ruego, Vacerra: no vale la pena morir para gustarte.
LXXNerva, poetaCuanto es el sosiego del apacible Nerva1612 tanta es su elocuencia, pero lamodestia reprime su energía y su talento. Pudiendo secar de una larga bocanada lasagrada fuente del Permeso1613, ha preferido que su sed fuera respetuosa, contento conceñir sus sienes de poeta con una sencilla corona, y no dar alas a su fama. Pero, sinembargo, sabe que éste es el Tibulo de nuestro tiempo quien tenga conocimiento delos poemas del docto Neró
LXXXIIAcepta, Augusto, el obsequio de los poetasPresentándote la multitud, Augusto, quejumbrosos codicilos, como yo tambiénofrezco a nuestro señor unos pequeños poemas, sabemos que un dios puede atendera un tiempo al Estado y a las Musas y que también este florilegio te complace. Sétolerante, Augusto, con tus poetas: nosotros somos tu dulce gloria, tu anteriorcuidado1644 y tus delicias. No solamente te sientan bien la corona de encina y dellaurel Febo: permite que nosotros te ofrezcamos una corona cívica de hiedra1645
as. Tenemos noticia, incluso, de un poema suyodedicado al asalto del Capitolio por los partidarios de Vitelio.1645 La corona cívica de hojas de encina o de roble se concedía a quien hubiera salvado la vida a otrosciudadanos romanos. Domiciano salvó el Imperio. La corona de laurel se concedía por las victoriasbélicas. Domiciano había vencido a los sármatas. La corona de hiedra, sumamente ligera, era propia delos poetas, gremio en el que Marcial quiere incluir a Domiciano, evidentemente por adulación
SER MARCIAL
TENER QUEVEDOS
GORGONAS GÓNGORAS
DESPERDICIOS OVIDIOS
SÁTIRO CARCAMAL
TEMBLAD
EN LATÍN VIEJO O ACTUAL
MALA LECHE
SIN PIEDAD
ÁVIDOS DEVORADORES
DE LIBRITOS
DEL MARCIAL
NO NOS HAGAS ESPERAR
DANOS PRONTO UNO MÁS
IMPERIO
IMPERIO
LETRAS ME DAS
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