GUILLEM DE MONCADA SENYOR DE CASTELLVELL
VEREMOS SI
PARA DISTORSIONAR VERDADES DEMASIADO CANDENTES DEL DIA EVITO LA A
DE UNA COLUMBINA TAL ADAPTADA MEJOR BIEN ARLANTE CARIÑONA ABUELA ME REBAJA LA EDAD
AMANTE SOY DE PALABRAS
A MÉJICO DE MAÑANA LA PRIMERA
NUNCA SABES DONDE LA AY! TE LLEVA DIOS QUE FASTIDIO DIOS QUE VIRTUD
DIO CUANTA NOTA
RINCONES RINCONCILLOS
MANTELES
LLENAS DE PRODUCTOS COMESTIBLES EDITOS
NUEESTRA MESA
-¿De qué tierra es vuesa merced, señor gentilhombre, y para adónde bueno camina?
-Mi tierra, señor caballero -respondió el preguntado-, no la sé, ni para dónde camino, tampoco.
-Pues en verdad -dijo el mayor- que no parece vuesa merced del cielo, y que éste no es lugar para hacer su asiento en él; que por fuerza se ha de pasar adelante.
CERVAAN DE RINCI Y CORT
La historia en sí misma no tiene un texto definitivo, sino que consta de innumerables variantes, cada una improvisada por el relator en el acto mismo de relatarla a partir de un reservorio mental de fórmulas verbales, constructos temáticos e incidentes narrativos. Esta improvisación es en mayor grado inconsciente: los narradores épicos creen que cuentan la historia fielmente, tal como les ha sido transmitida, incluso a pesar de que el relato pueda diferir en forma substancial de un día a otro y de un narrador a otro.
IMPORTANTE NARRADOR
COMO TE LEVANTAS HOY
SI AYER MARCHASTE DERROTADO A LA SOMBRA EMPAREDADADA
SUEÑO REPARADOR
TRANSMISIÓN
DIME ALGÚN IMPROPERIO PARA CO ENARTE AL MAL MAL
POR TU COBARDÍA
REYES PERSAS ENTIERRAN TOROS
ACUÑAN LOS LIDIOS MONEDAS, LOS PERSAS, DARIO, CON TORO Y LEÓN
Las monedas persas de Darío, llamadas dáricos, eran de oro y a menudo representaban al rey con un arco, mientras que las monedas más antiguas de Lidia, que influyeron en los persas, mostraban un león luchando contra un toro. Esta última imagen simbolizaba la conquista de Lidia por el Imperio aqueménida bajo el reinado de Ciro el Grande, quien derrotó al rey lidio Creso y cuya imagen de león y toro se mantenía en monedas posteriores.
Los reyes persas no enterraban toros, sino que usaban toros simbólicos, especialmente la figura del Lamassu, como guardianes protectores en sus tumbas y palacios. Estas esculturas, que a menudo combinaban la cabeza de un hombre con barba, el cuerpo de un toro y alas de águila, se integraban en la arquitectura (como en los portales de Persépolis) y se consideraban apotropaicas, es decir, con la función de proteger contra el mal.